Para que durante varios días seguidos se vean las mejores raquetas ejecutando las mejores jugadas, es necesario un trabajo en la sombra que casi nunca se ve, pero que es clave. Preparación y recuperación. Y aquí entran en juego el equipo de fisioterapeutas.
En el Open Castilla y León Villa de El Espinar son cinco. Tres hombres y dos mujeres, para cubrir todas las horas necesarias de actividad en pista.
El trabajo, en esencia, es estar pendientes de las necesidades de los tenistas. Ya sea tratamiento en la camilla o en pista.
Héctor García, uno de los miembros del equipo, analiza los tratamientos más habituales en un torneo de tenis: “Lo más común, en pista, son rodillas que molestan, músculos cargados o contracturados, torceduras de tobillo o codo. La rodilla suele llevarse la mayor parte o el músculo cargado”.
El ‘fisio’ libera al tenista para que juegue y lo vuelve a coger cuando acaba: “En el pre-partido el trabajo es vendar: rodilla, tobillo o codo lo más habitual. Y en el post-partido estiramientos, masajes y movilidad. La recuperación física posterior depende de la movilidad, la recuperación y los masajes. Y, por supuesto, del trabajo individual del tenista: hidratación, alimentación y descanso. Deben recuperar electrolitos y sales minerales. Tienen que beber y comer bien, dentro de lo posible. Y descansar. Ir pronto a la cama y estar descansados”.
En la sala de tratamiento tienen todo lo necesario. Incluida una máquina, tal como explica Julián Laguna: “Es un aparato completo de corrientes de todas las categorías. Tenemos un ultrasonidos, un láser y, claro, el trabajo manual”.
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