Julio César Porras (Mar del Plata, Argentina, 1998) disputa su primer Open Castilla y León Villa de El Espinar y lo hace tras proclamarse campeón de Castilla y León y ganarse la invitación que ese título lleva incluida. Es su primer torneo como tenista profesional y jugará la segunda ronda ante Feliciano López tras conseguir su primera victoria profesional ante el japonés Moriya, remontando tres pelotas de set en el desempate de la primera manga para el 7-6 6-2 final.
Al acabar el partido se ha fundido en un abrazo infinito con Jesús Pérez, su entrenador y como un padre para él: “Le he querido dedicar el triunfo a mi entrenador, Jesús Pérez, que es como mi segundo padre. Lo conozco hace años. Cuando vine aquí con 18 años me acogió en su casa como un hijo. Nos conocemos hace bastante tiempo y entreno a su hijo también. Ha hecho todo lo que ha podido para que yo esté aquí. Es muy emotivo. Ese abrazo es simplemente muchísimas gracias por todo lo que hace cada día”.
Argentino de nacimiento y español de adopción, Julio llegó a España hace cuatro años cuando tenía 18, conoció a Jesús en Palma de Mallorca y se vinieron a Burgos los dos: “En cuanto hablé un poco con él y entrené un poco a su hijo Iván, me fui con él. Yo combino las facetas de jugador y entrenador. Entreno a su hijo, que disputa ITFs con 17 años”.
Humildad, trabajo, esfuerzo y sacrificio. Son sus cuatro pilares. Sabe de donde viene y lo que cuesta conseguir las cosas. El viaje de Argentina a España lo hizo con una única garantía: no dejar de intentar progresar como tenista. Por eso, además de jugador, ejerce como entrenador del hijo de su técnico: Iván Pérez Martín, de 17 años y actualmente compitiendo en júnior.
El motivo de jugar como español y no como argentino es muy sencillo: “Juego como español. En Argentina tuve ayuda, pero en España más y mejor que allí. Estoy muy contento de poder representar esta bandera. Me vine de Argentina por una razón tenística porque allí no se podía seguir con el tenis. La única opción era hacer el viaje, salga lo que salga, pero por lo menos intentarlo y no quedarme con las ganas”.
El Challenger de El Espinar no solo es su primer Challenger, es su primer torneo profesional: “La organización, el club y la gente es impresionante”. Los nervios del primer partido ya han pasado, ahora: “He salvado tres pelotas de set en la primera manga para poder remontar al final. Tenía muchos nervios e ilusión de ganar el primer partido. Aquí todo el mundo juega muy bien, es muy difícil y hay que dar más del 100%. Son unos ‘bichos’ como digo yo”.